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Polinizacion2Las Abejas, además de una interesante vida en comunidad, protagonizan, con otros miles de especies, una de las funciones esenciales de la vida natural: la polinización. En su continuo periplo de flor a flor, recogen y dispersan el polen, convirtiéndose en un eslabón esencial en la producción de más del 70 % de nuestras plantas. Su desaparición, por tanto, acarrea un serio problema en el mantenimiento de los ecosistemas.

La agricultura es la primera y auténtica beneficiaria de los servicios prestados por las abejas. Su contribución en términos económicos es realmente significativa, hasta tal punto que la renta directa de la apicultura (miel, cera, polen y otros productos) pasa a un segundo término Se ha intentado hacer una estimación al respecto en muchos países, y así por ejemplo:

La FAO cifró el beneficio de las abejas fuera de la colmena en 20 veces superior a la producción apícola.
La polinización es vital para la producción de alimentos y los medios de vida de los seres humanos, y relaciona directamente los ecosistemas silvestres con los sistemas de producción agrícola. La gran mayoría de las especies de plantas fanerógamas sólo producen semillas si los animales polinizadores han transportado previamente el polen de las anteras a los estigmas de sus flores. Si este servicio no se realizara, muchas especies y procesos del ecosistema conectados entre sí, dejarían de existir.
La pérdida de servicios de polinización está bien documentada en muchos casos concretos. Cuando los polinizadores manejados por el hombre, como las abejas, afrontan una serie de amenazas que los debilitan, los servicios de los polinizadores silvestres se hacen aún más esenciales. En el ámbito mundial, la comunidad internacional ha reconocido la importancia de los polinizadores mediante la Iniciativa internacional para la conservación y el uso sostenible de polinizadores (también conocida como Iniciativa internacional sobre polinizadores – IPI) en el año 2000, en el seno del Convenio sobre la Diversidad Biológica impulsado y coordinado por la FAO.

En Italia asimismo se puede considerar que la importancia de las abejas como polinizadoras es 60 veces superior a los beneficios que producen los productos de la colmena (Giordani 1978).

PolinizacionEn España, los cultivos sometidos a polinización por abejas son principalmente los árboles frutales (almendro, melocotonero, cerezo, ciruelo, manzano, peral) las leguminosas forrajeras (alfalfa, trébol), las cucurbitáceas (melones, pepinos, calabazas, calabacines, berenjenas), las plantas para la extracción de aceite (girasol, colza), las fibras textiles (lino, algodón), todos los cultivos hortícolas, (fresas, frambuesa, espárragos, zarzamora, tomate), las plantas de flor y una recién llegada, la vid, forman una lista parcial de vegetales que dependen necesariamente o al menos se ven favorecidos por la acción polinizadora de las abejas, hasta el punto de que resultaría mucho más sencillo citar los vegetales que no la necesitan.

Resulta ya indiscutible que las abejas, y con ellas los apicultores, participan en medida considerable en la producción agrícola. Gracias a este papel, el patrimonio privado de los apicultores se convierte en patrimonio público, dado que el beneficio derivado de su trabajo se deja sentir en toda la colectividad y estableciéndose así un lazo recíproco entre abejas, medioambiente, agricultura y hombre, que debe ser protegido.

En cada ocasión en que una abeja recoge néctar de una flor o bien néctar y polen y se desplaza a otra para hacer lo mismo realiza uno de los actos más importantes y beneficiosos para las plantas pues las ayuda en la polinización de sus flores. Es importante resaltar que todo el cuerpo de la abeja se halla cubierto de pelos rígidos a los que el polen se adhiere transportándolo hasta otra planta, muchas disponen de un polen de unas característica determinadas y que facilitan de por sí el agarre a la abeja. Cuando por propia iniciativa la abeja recoge polen y debe llenar las cestas de las patas con las bolas que prepara, necesita hacerlo de muchas flores y es entonces cuando la función de polinización se realiza de forma óptima si consideramos además que solo recoge de una sola especie con lo que se produce una simbiosis entre abeja y planta muy importante.

La polinización en las flores de las plantas equivale a la cópula entre las especies del reino animal, y si no se realiza o se hace de forma deficiente los frutos de esa planta tendrán defectos y serán menos.

La contribución que las abejas realizan se manifiesta como una interacción entre el reino vegetal y animal verdaderamente admirable, el vegetal procura el sustento de las colonias y estas por el solo hecho de recogerlo ayudan a la planta a tan importante función, calculándose que un gran porcentaje de cultivos y también de vegetación silvestre esta directamente beneficiada, la supervivencia de numerosas especies de plantas depende en gran medida de la polinización de los insectos en general y de las abejas en particular.

De forma práctica se pude comprobar que frutales a los que mediante una red se privó de la llegada a sus flores de los insectos, redujeron la cosecha hasta el 2% de la que cabría esperar, tan solo la acción del viento realizó el intercambio del polen.


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