Las abejas obreras superan siempre en número, con gran diferencia, a los zánganos. En primavera, en una colonia de la zona templada del mundo, el número de obreras varía entre 8.000 y 15.000, y a comienzos del verano, puede llegar a ser superior a 80.000.
Aunque carecen de la capacidad de aparearse y reproducirse realizan la mayor cantidad de acciones dentro y fuera de la colmena; recolectan el polen y néctar de las flores, construyen los panales, ventilan y asean la colmena, atienden y alimentan a la reina y las larvas, recolectan agua y propóleo, defienden la colmena, etc.
Las obreras cumplen un papel muy importante, ya que se encargan de alimentar a la reina y a las larvas o abejas en desarrollo, son el grupo más numeroso, construyen los panales con cera que ellas mismas fabrican. Recorren un radio de hasta tres kilómetros posándose en distintas flores; buscan el néctar –un líquido dulce que producen las flores– con el que elaboran la miel, recolectan el polen, y también se encargan del cuidado y aseo de la colmena. Las obreras, además, recogen de la naturaleza una sustancia pegajosa y muy resistente llamada propóleo, que usarán como pegamento y para cerrar grietas en la construcción de la colmena.
El interior se encuentra dividido en panales con numerosas celdas. Están construidos con cera que producen las abejas obreras. En algunas de estas celdas, las obreras almacenan el polen y en otras la miel. Pero, hay otras celdas que son cuidadas por obreras que no salen al campo sino que realizan sus tareas dentro de la colmena. En el interior de estas celdas, se encuentran los huevos que un día se transformarán en abejas y zánganos. Las obreras protegen los huevos y los alimentan con polen, miel y jalea real, una secreción que producen sus glándulas.
Las obreras son de tamaño menor que la reina y los zánganos y cumplen diferentes funciones según su edad. Cuando nacen limpian su cuerpo y mientras tanto, son alimentadas por las llamadas abejas nodrizas. Más adelante se alimentan solas tomando sorbos de miel de las celdas sin opercular e inician las primeras tareas que consisten en pulir las celdas. Luego, y hasta que tienen 15 días de vida, se ocupan de alimentar a las larvas y a la reina (nodrizas). Almacenan el polen, la miel y el propóleo, ayudando a las abejas mayores. También higienizan la colmena, reparan los panales rotos y construyen nuevos, (ya que poseen glándulas productoras de cera). Además en los días calurosos del verano se encargan de ventilar la colmena. Es asombroso verlas en la entrada de la colmena agitando sus alas a modo de ventilador para reducir la temperatura interior. Más adelante se posan en la entrada haciendo de guardianas, cuidando que no vaya a entrar alguna abeja de otra colmena a la cual matan, (salvo que venga cargada con miel o polen, en ese caso hacen la vista gorda y la dejan pasar). Ya adultas realizan los primeros vuelos alrededor de la colmena y a los 20, 21 días de vida salen en busca de polen: su primera tarea fuera de la colmena. Mas adelante comienzan a recolectar néctar, propóleo y agua. Son las llamadas pecoreadoras o recolectoras. De la intensidad de su trabajo depende cuánto vive una obrera. En época de gran trabajo en la colmena vive entre 3 y 6 semanas. En verano hasta 2 meses y en invierno pueden vivir de 5 a 7 meses. La obrera es una hembra imperfecta, ya que carece de órganos reproductores, solamente tienen un rudimento de ovario, pero hay ocasiones especiales en que pueden poner huevos, principalmente cuando se han quedado sin reina. Pone huevos sin ningún orden, por lo tanto es fácil identificar éste tipo de anomalía y es imprescindible que el apicultor coloque una reina si se quiere salvar la colmena.
Las obreras tienen una especie de canastitas a los lados de las patas traseras donde depositan el polen extraído de las flores. El néctar lo transportan en el estómago, y poseen un aguijón que emplean para defensa. En caso de picadura se recomienda extraer el aguijón y colocar una gota de agua oxigenada o de amoníaco. Las picaduras atraen a las demás abejas por el olor del veneno, por lo que hay que tomar las debidas precauciones. Otro dato interesante es como manifiesta la abeja pecoreadora a sus compañeras de colmena que ha encontrado un fuente de néctar. Las abejas poseen entre ellas un lenguaje codificado muy preciso, el del baile. Estos movimientos que realiza la abeja pueden ser en círculos si la fuente de abastecimiento de encuentra cerca (menos de 25 metros). Para lugares mas lejanos el baile es bullicioso y en forma de 8. Con éstos movimientos y emitiendo sonidos diferentes, indica con precisión la ubicación del botín, su dirección respecto del sol y la distancia la expresa según el número y la velocidad de las vueltas que realiza sobre sí misma.
Desde su nacimiento la obrera cumple una serie de funciones de acuerdo a los cambios que se van produciendo en su organismo y de las necesidades de la colmena. Hasta el tercer día de edad, se encarga de limpiar las celdas de los panales para que la reina vuelva a poner huevos. También en esta etapa colaboran en calentar la cría. Desde el tercero hasta el duodécimo día, las glándulas hipoofaringeas producen jalea real, convirtiéndose, las obreras en nodrizas, encargadas de alimentar las crías de diferentes edades y ala reina. Desde el día 13, cuando se produce la atrofia de la glándulas retrofaringeas y hasta el día 20 de vida, se les desarrollan las glándulas cereras, dedicándose a construir y reparar panales. Luego estas glándulas se atrofian y nuevamente, las obreras, se dedican a la limpieza general de la colmena. Además recepcionan parte del néctar que traen las pecoreadoras, lo distribuyen en las celdillas e inician el contacto con el exterior, realizando vuelos cortos de ascenso y descenso frente de la colmena. Para esto ocupa las horas de mayor luminosidad.
A partir del día 24 de edad la obrera se dedica exclusivamente a tareas fuera de la colmena. Para recolectar el néctar utiliza el buche mielario, pudiendo transportar en cada oportunidad aproximadamente 0.5 mgrs. de miel. Cuando la obrera descubre una fuente de néctar o polen, al volver a la colmena, realiza sobre los panales una serie de movimientos llamados “danza de las abejas” que consiste en hacer círculos, medios círculos o movimientos en forma de ocho, que repite insistentemente frente a las demás obreras. Estos bailes indican la dirección y distancia de la fuente de alimento con respecto a la colmena. Las abejas obreras son las abejas hembras inértiles. Una colmena tiene normalmente entre 30.000 (una alza) y 80.000 (cuando tiene varias alzas) individuos, de los cuales casi la totalidad son obreras. Las obreras son hembras más pequeñas que la reina y sus aparatos reproductores se encuentran atrofiados (no son funcionales), y sólo en algunos casos de orfandad, las obreras ponen huevos que no están fecundados, de los que saldrán zánganos de tamaño más pequeño que de los puestos por la reina.
Ciclo de la abeja obrera
Tipo |
Huevo |
Larva |
Operculado |
Pupa |
Período desarrollo |
Obrera |
3 días |
6 días |
9 días |
12 días |
21 días |
Días comienzo estadío larval |
Peso de la larva |
2 |
3.4 mg |
3 |
33.3 mg |
4 |
100.1 mg |
5 |
134.5 mg |
6 |
155.2 mg |
Desde la puesta del huevo fecundado, una obrera tardará en nacer 21 días. Los huevos permanecen durante 3 días, a continuación eclosionan y surge la larva ápoda y ciega que será alimentada con jalea real durante tres días consecutivos. A partir del 3º día, las larvas se alimentan con una mezcla de polen y miel (pan de abeja) durante otros 3 días más y después, se sella la celdilla (celdilla operculada) para que sufran la metamorfosis. La abeja cuando nace, es pequeña, peluda, blancuzca, torpe e inofensiva. Los insectos en su fase adulta tienen una vida corta, que se limita a una determinada época del año, generalmente a la primavera y el verano; viven 65 días promedio. En otoño e invierno las obreras viven 90 a 120 días. Podemos decir que la vida media de las abejas obreras en general es de 35 días. Las abejas, en cambio, tienen mayor longevidad que otros insectos, la duración de su vida depende de factores como el sexo y la actividad desempeñada. A lo largo de su vida, las obreras realizan distintas tareas según su edad, hasta los 21 días no salen de la colmena (obreras de interior) y realizan diferentes funciones:
A los 21 días se les atrofian las glándulas cereras por lo que ya salen de la colmena (obreras de exterior) y se denominan pecoreadoras y realizan las siguientes funciones:
- recolectar néctar.
- recolectar polen.
- recolectar propóleo.
- acarrear agua.
Estas secuencias no son seguidas por todas las abejas, así como hay abejas que llegan a pecoreadoras sin haber realizado las actividades anteriores. Algunas, parecen madurar prematuramente, al igual que otras pueden en determinadas condiciones rejuvenecer. Las obreras tienen varias características específicas; su tamaño es más pequeño que el de los demás componentes de la colmena y su abdomen también es más corto. Además, poseen un aparato bucal muy desarrollado con una lengua muy larga que les permite obtener el néctar que almacenan en el buche melario para transportarlo a la colmena. Tienen una visión muy desarrollada ya que la necesitan para la recolección, localización, etc. En las patas posteriores, poseen una modificación denominada corbícula (cestilla) que les permite transportar el polen y el propóleo (resina de las plantas). Poseen un cepillo de pelos donde quedan recogidos los granos de polen, cuando este cepillo esta lleno, pasan el polen a los cestillas y lo transportan a la colmena.
Una característica muy importante de las obreras es que son los únicos individuos de la colmena que poseen en su abdomen 4 pares de glándulas cereras, que son las encargadas de producir la cera que se utilizara en la elaboración y arreglo de las celdillas de los panales de cera.
Comunicación de las obreras
La comunicación entre las obreras pecoreadoras se lleva a cabo mediante el comportamiento que denominamos danza de la abeja, mediante este baile las pecoreadoras que encontraron una fuente de alimento le comunican al resto la dirección y distancia de la fuente con respecto a la colmena que pertenecen. Cabe destacar que cuando emprenden el viaje desde la colmena hacia la fuente "cargan alimento" proporcional a la distancia a recorrer, a fin de economizar y a su vez tener capacidad de carga a su regreso, es por eso que si algún agente externo ó atmosférico, la desvía de su destino, la abeja no cuenta con autonomía suficiente y salvo que encuentre alimento necesario en su camino, no puede volver a la colmena y muere.
Las larvas de abejas pueden ser utilizadas en alimentación humana, en la gastronomía de Japón están presentes y se denomina las larvas de abeja (hachinoko) aunque no son platillos poco comunes. En países con más tradición en la cocina de insectos es común su consumo.
Glándulas y órganos de las obreras
En su abdomen, también poseen glándulas de Nassanoff (en la parte posterior del séptimo terguito del abdomen formando una banda) encargadas de producir el olor característico de la colonia. Se puede ver a las abejas en la piquera con la glándula de Nassanoff abierta, llamando a los otras para que ingresen a ella. Este comportamiento es muy característico porque vemos a la abeja que eleva el abdomen, por sobre el tórax y la cabeza. De esta manera llaman y orientan a las obreras cuando la colonia está revuelta reconociéndose con las de la misma colonia. Las glándulas galactógenas están presentes en la parte superior delantera de la cabeza y en el tórax, son las encargadas de producir la jalea real que es el alimento de las crías en sus primeros 3 días, y el de la abeja reina durante toda su vida. El ovopositor atrofiado se ha convertido en un aguijón que utilizan como aparato defensivo. Este tiene forma arponeada por lo que tras clavarlo, y a no ser que pique en un cuerpo adiposo como por ejemplo el de otra abeja, la obrera muere ya que debido a su forma, el aguijón queda atrapado y desgarra parte del abdomen de la obrera. Al final del aguijón se puede ver una bolsita blanquecina (vesícula del veneno) encargada de introducir el veneno de abeja (apitoxina) mediante movimientos contráctiles. El aguijón se debe quitar raspando con un objeto afilado (navaja) ya que si lo hacemos con los dedos, introduciremos todo el veneno al apretarlo. La obrera presenta en su tórax el estómago de la miel o buche melario donde ingresa el néctar succionado que luego se transforma en miel. En el tercer par de patas hay una adaptación especial denominada cestilla o corbícula que es donde la abeja por medio de peines raspadores, aglutina los granos de polen, que transporta a su colonia o colmena.
